8 de mayo de 2011


por: Lic. Laura Misiunas

Sacando caretas

Varias décadas atrás, ya nos ilustraba Paulo Freire en “Pedagogía del Oprimido” sobre las circunstancias que pueden ocasionar divisiones entre las fuerzas populares:
“El dividir para mantener el statu quo se impone como un objetivo fundamental de la teoría de la acción dominadora antidialogica. Como auxiliar de esta acción divisionista, encontramos en ella una una cierta connotación mesiánica, por medio de la cual los dominadores pretender aparecer como salvadores de los hombres a quienes deshumanizan. Sin embargo, en el fondo, el mesianismo contenido en su acción no consigue esconder sus intenciones, lo que desean realmente es salvarse a si mismos, a sus riquezas, su poder, su estilo de vida.”

Esto se observa claramente en las acciones del kirchnerismo, que termina dividiendo a luchadores sociales que en épocas de resistencia, como durante el menemismo, caminaban por la misma vereda, mientras actualmente los que no están con el gobierno porque se resisten a creer en su “mesianismo”, son tratados como enemigos y traidores. ¿Quién le hace realmente el juego a la derecha? ¿Los que buscan sacarle las caretas a este gobierno, o los que continúan dividiendo a las fuerzas populares? Un claro ejemplo de esto es lo ocurrido con la CTA , en donde el apoyo o la oposición al gobierno actual terminaron partiendo en dos a la única central de trabajadores que logro oponerse a la CGT luego del regreso de la democracia. Con solo observar este resultado comienza a vislumbrarse cual es el verdadero objetivo de los gobernantes K: dividir, y luego coptar. Así han intentado hacerlo con muchos de los dirigentes de Libres del Sur, y con tantas otras fuerzas que se gestaron en los ’90 y se consolidaron luego del 2001. Comprobando que su objetivo es entonces mantener a estas fuerzas sociales controladas, comprendemos que los verdaderos intereses que defienden son los del establishment.

Ya esto lo había entendido perfectamente Duhalde, quien mediante la acción combinada de la entrega de planes sociales (por medio del clientelismo) y la aplicación de represión (asesinato de Kosteki y Santillán), busco neutralizar el cauce de lucha que había explotado en diciembre del 2001. Pero el kirchnerismo profundizo esta estrategia, y con gran astucia se autodenomino “progresista”, acompañando esto de medidas reales como la política de DDHH, y busco y creo a un enemigo, que en su oposición lo ayuda a constituirse como heroico defensor de los intereses populares (la “opo” y la “corpo” según el simplismo no casual de 678).

Visto desde cierto punto de vista, es un plan maestro en el que como dice Freire, utilizan al mesianismo para autoproclamarse “salvadores” de los trabajadores argentinos y de cierto sector de los intelectuales progresistas. Mientras tanto, del núcleo duro de la pobreza no se hacen cargo, y la oligarquía ni la mencionan porque son su aliado oculto. Como explica Humberto Tumini en el Nº 49 de Patria Grande: “Al kirchnerismo le falto el valor político para dar el salto que lo convertiría en una opción nacional y popular diferente al establishment, y termino haciendo una alianza bajo la mesa (y a veces no tan abajo) con una parte importante de los factores de poder. La disimulan con su discurso, con su política de derechos humanos, en su política regional, con algunas medidas destacables como la Asignación Universal por Hijo o la nacionalización de las AFJP, pero por debajo de eso hay claramente un acuerdo con sectores significativos del establishment que lejos están de pretender una nación distinta. Han acordado hace rato con muchos de los grandes grupos económicos, mediáticos, con la burocracia sindical y sobre todo con la dirigencia política tradicional. El regreso de Néstor Kirchner al Partido Justicialista fue la afirmación de que el modelo que traían en las alforjas lo dejaron lamentablemente en la puerta de la casa de gobierno; y que habían comprado una parte importante del modelo liberal que ya venia: la política petrolera, la política fiscal, la financiera, la minera, la agrícola que sojizó el país, entre otras, el modelo sindical también, vienen de los años ’90. No se cambio finalmente nada de eso en ocho años de gobierno. (…) Llevaron adelante las transformaciones no determinantes, aunque fueran importantes; pero paralelamente hicieron un pacto con un sector del poder. (…) La manifestación mas concreta de esto (no la única) son los acuerdos políticos que Cristina ha hecho ahora en las provincias: con Carlos Menem, con Ramón Saadi, con Gioja y su reelección, con Gildo Insfran, con De la Sota en Córdoba y Jaque en Mendoza, con Reuteman, con Sapag, con Scioli y los intendentes de la Provincia de Buenos Aires, y así sucesivamente. Prácticamente no hay provincia argentina donde no haya un entramado de alianzas con los que defendieron la estrategia del poder económico durante los años ’90. Esa es la manifestación más visible. Hay otras mas ocultas, como que dirigentes empresariales como Cristiano Ratazzi de la FIAT , opere la estrategia del gobierno dentro de la UIA , junto con Blaquier del Ingenio Ledesma y Madanes de Aluar. ¿Si ese no es el establishment, donde esta el establishment? No es solo Techint el poder económico, son muchos más.
Ese es el modelo real del kirchnerismo, lo otro son espejitos de colores para conservar el apoyo en la población que les permita seguir gobernando.”

Freire continúa desmenuzando el fenómeno del mesianismo:
“Su equivoco radica en que nadie se salva solo… sino CON los otros. En la medida que oprimen no pueden estar con los oprimidos, ya que es lo propio de la opresión estar contra ellos. (…) quizás se pudiera descubrir en lo que denominamos falsa generosidad del opresor, una de las dimensiones del sentimiento de culpa de clase. Con esta falsa generosidad, además de pretender seguir manteniendo un orden injusto y negrófilo, desea comprar su “paz”. (…) En la medida en que la división de las masas oprimidas es necesaria al mantenimiento del statu quo, y por tanto a la preservación del poder de los dominadores, urge el que los oprimidos no perciban claramente las reglas del juego.”

Como indica Freire, dado que nadie se salva solo, la salvación que vienen a traer desde el kirchnerismo no es verdadera, ya que nunca fomentaron una verdadera organización colectiva, ni la generación de poder popular, sino únicamente el clientelismo a través de beneficios económicos para los sectores económicos más pobres. Pero como la situación económica de la población se degrado tanto desde el comienzo del neoliberalismo en los ’70, todo beneficio, por pequeño y poco digno que sea, es saludado como algo grandioso, dada la necesidad extrema en la que se encuentra gran parte de nuestra gente.
Estos beneficios, magros en comparación con lo que se destina a pagar una deuda externa que nunca fue auditada, no son suficientes sin embargo para conmover al núcleo duro de la pobreza y la marginalidad, en el que continúan viviendo miles de argentinos, que fueron expulsados del mercado laboral y nunca pudieron regresar. Estos se mantienen actualmente con changas esporádicas, carboneando y con la ayuda de planes sociales. Pero se ven imposibilitados de acceder a un trabajo estable y digno, donde tengan los beneficios sociales por los que tantos trabajadores lucharon, y que fueron implementados por un gobierno también peronista. Pareciera que no esta en los planes del actual, recuperar los niveles de inclusión alcanzados por Perón. Pero eso no importa, porque como el nivel de la política también se degradó, un gobierno que otorga dádivas como si fueran grandes cambios estructurales, fácilmente puede ser percibido como revolucionario, y ubicado a la izquierda del espectro político.
Ante esto, también la figura de Néstor Kirchner es fácilmente ubicable como heroica, nuevamente a partir del mesianismo ya nombrado, según el cual el pueblo no se puede salvar a si mismo, sino que siempre necesita de un salvador externo. Culmina Freire, de manera aleccionadora: “Los héroes son exactamente quienes ayer buscaron la unión para la liberación, y no aquellos que con su poder, pretendían dividir para reinar.”
Lic. Laura Misiunas
Referente Libres del Sur Tigre

3 comentarios:

  1. Perorata populista. No saben nada de historia, tradiciones, ni filosofía. Sofistas... nada más que sofistas. Dan asco, todos. Están traspasados por una línea ideológica que no tiene basamento en un contexto de revisionismo histórico en serio, es decir, netamente soberano y con cualidad realmente argentina. Traen ideas foráneas de construcción de la historia, cuando en este país existió un Brigadier Juan Manuel de Rosas. Sólo para empezar les diría que lean a Julio Irazusta.-

    ResponderEliminar
  2. Lee a el Che!!!
    Anonimo, da la cara

    ResponderEliminar
  3. LIbres del Sur para cambiar la historia....

    no esos falsos Profetas K, ajuste y mas ajuste...

    ResponderEliminar

Archivo del blog